domingo, 24 de junio de 2012

El jefe guerrillero liberal Guadalupe Salcedo Unda y una carta de El Tiempo al ministro guerrerista

Guerrilleros liberales y Guadalupe Salcedo (centro).


Como el estado colombiano asesinó al jefe guerrillero liberal y el papel sucio de El Tiempo


2012-06-24 / En nuevo trabajo investigativo, el periodista veterano Roberto Romero Ospina presenta un documento inédito para los lectores del Centro de Memoria Paz y Reconciliación en Bogotá.
Roberto Romero Ospina
En el artículo abajo describe cómo la guerrilla liberal de los Llanos, bajo el mando de Guadalupe Salcedo, entregó las armas en los acuerdos de paz de 1954 y como Salcedo posteriormente, 1957, fue asesinado en quemarropa por la policía en Bogota. Estos hechos han sido ampliamente documentos en Colombia.
Pero lo que Romero ha logrado rescatar del archivo de la Presidencia en Bogota, es una carta confidencial de Enrique Santos Montejo, Calibán (1886-1971), tercera cabeza del Clan del El Tiempo, principal órgano Liberal en Colombia y propiedad de la familia Santos. La carta tiene la fecha 20 de julio de 1952 y es dirigida al ministro laureanista del gobierno conservador cuyo contenido es penoso a leer para un liberal colombiano.
En ella jura su condena por la acción de la guerrilla liberal en contra el ejército conservador que tuvo 96 bajas, promete publicar los nombres y apellidos de liberales públicos que respalda la guerrilla liberal en los Llanos.
La historia se repite. En 1993 fueron asesinados los negociadores de la disidencia de ELN, Corriente de Renovación Socialista cuando llegó el ejército y el coronel de las tropas ordenó a matar a los dos negociadores de la guerrilla que recibieron 46 impactos. Cada acuerdo y negociación entre las FARC, ELN y el los regímenes de turno han sido preparadas con trampas y rotos en forma traicionera. El entierro del estado de la misma Unión Patriótica es la ilustración de la actitud y del carácter que tiene el estado de solucionar los conflictos en Colombia. El “abrigo” para avalar el terrorismo de estado y la guerra del establecimiento han sido los medios de comunicación como, en el caso abajo, han sido jefes y dueños de El Tiempo.
Tenía toda la razón Manuel Marulanda que decía, cuando recibió en el San Vicente de Caguán a los periodistas colombianos, que “tienen una deudita con el pueblo colombiano”. Sin los medios y su guerra mediática manipuladora, la guerra en Colombia habría tenido otro rumbo en la historia.
Dick Emanuelsson, subdirector ANNCOL
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Guadalupe Salcedo Unda, sin olvido
Por Roberto Romero Ospina
Un campesino con el retrato del legendario guerrillero
liberal de los Llanos, Guadalupe Salcedo.


Pasan los años y aún todos los llaneros recuerdan a su Capitán como lo muestra esta foto reciente de un campesino portando un retrato del legendario guerrillero liberal
*Revelamos un pasaje inédito del comportamiento de El Tiempo contra las guerrillas liberales del Llano. Lea la carta confidencial de Enrique Santos Montejo, Calibán, del 20 de julio de 1952, al ministro laureanista de Gobierno condenando las acciones de los alzados en armas y que revela de cuerpo entero el comportamiento político del principal diario de Colombia. Pique aquí para ver fascimil hasta ahora inédito Hoja 1 Hoja 2
La iglesia de Santa Ana, en Teusaquillo, solo podía albergar a 300 feligreses, y ese 9 de junio de 1957, en la misa por el alma de Guadalupe Salcedo, más de cinco mil personas ocupaban todos sus alrededores.
No había pasado un mes de la caída de la dictadura de Rojas Pinilla, y el legendario comandante guerrillero Guadalupe Salcedo Unda, llamado el Capitán, era asesinado junto con uno de sus fieles escoltas el 6 de junio de aquel año en una cantina de la zona industrial de Puente Aranda, en Bogotá.
Una patrulla policial que los había conminado a salir con las manos en alto, como en efecto lo hicieron, le disparó sin ningún miramiento. Nunca prosperó una investigación en serio a pesar de que se conocieron los nombres de los gendarmes. El país lo regía una Junta Militar de cinco generales tras la caída de Rojas.
Luego de la misa a la una de la tarde del 9, las cinco mil personas que acudieron a la iglesia de Santa Ana, desfilaron su ira en el cortejo fúnebre hasta el Cementerio Central: quince cuadras de dolor y rechazo a la traición que sufriera Guadalupe Salcedo, a quien no se le respetó la vida tras firmar la paz en los acuerdos de 1954 y ordenar la entrega de las armas de más de cinco mil guerrilleros liberales. Con 30 años, contaba ya con el reconocimiento nacional como una forma de rechazo a la violencia sectaria de los chulavitas, los paramilitares de entonces, aupados por el Estado.


Salcedo dirigió varias operaciones militares contundentes contra el gobierno conservador de Laureano Gómez, como la toma de Orocué, Casanare. Una mañana de 1952, en el sitio conocido como El Turpial, tendió una emboscada a la unidad de infantería integrada por 200 hombres del ejército, quien sufrió 96 bajas.
Jamás, en todos estos años de violencia, ha tenido lugar un choque semejante con tantas pérdidas oficiales. El Ejército, sufrió grandes reveses en la confrontación a manos de las guerrillas liberales de origen gaitanista, operaciones que comenzaron a condenar los jerarcas del partido tras su tímido apoyo inicial.
Un documento del conocido columnista de El Tiempo, Enrique Santos Montejo, Calibán, inédito hasta hoy y obtenido en los archivos de la Presidencia de la República por este investigador, da cuenta del rechazo que le produjo al periodista la toma de Orucué. Aquella Danza de las horas, como se llamaba la columna de opinión, fue censurada, lo que motivo una airada carta de Santos al ministro de Gobierno de entonces, Ignacio Andrade y en la que enfatiza su rechazo a las guerrillas liberales.

Enrique Santos Montejo (centro, 1886-1971) con los nietos del Clan de El Tiempo;Enrique Santos Castillo (1917-2001) y Enrique Santos Calderón (1945), éste
último ex director de El Tiempo. Los otros Santos como el ex vicepresidente
Francisco y Juan Manuel Santos han sido jefes y o grandes accionistas del Imperio
mediático que "En Colombia pone y quita presidentes", como dice la gente común.
Guadalupe Salcedo, sin duda, fue el más aguerrido de los alzados en armas contra la violencia oficial iniciada en 1945 contra el pueblo liberal, todo gaitanista.
El líder llanero, quien naciera en 1924 en Paz de Ariporo en el seno de una familia ganadera, de padre venezolano y una indígena de la región, empuño las armas a los 25 años y organizó, con una estrategia que envidiarían los más experimentados mandos castrenses, a miles de combatientes que muy pronto se tomaron los Llanos orientales con golpes tan certero como el ya citado de Orucué.
El 22 de julio de 1953, dos meses después del golpe de Estado de Rojas Pinilla que terminó la dictadura de Laureano Gómez, las guerrillas liberales pusieron fin a sus operaciones militares. Atrás quedaban sus dos grandes Leyes, entre ellas la Ley del Llano, que habían promulgado en una zona que ya se mantenía como liberada: adelantar actividades de planificación de la producción en las zonas donde actuaban los frentes guerrilleros y la constitución de un Estado independiente de facto en el Llano.
Han pasado 55 años exactos del asesinato del Capitán y casi medio siglo de conflicto armado. Una guerra que asienta sus raíces en causas históricas que la explican claramente, pero que suelen olvidar quienes tienen las llaves de paz en su bolsillo.
La segunda hoja de la carta de Santos al ministro.
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Carta de Calibán

Publicamos en forma íntegra, la carta confidencial de Enrique Santos Montejo , Calibán, al ministro de Gobierno de la dictadura de Laureno Gómez, Ignacio Andrade, el 20 de julio de 1952, pocos días después de la acción de los guerrilleros de los Llanos contra las tropas oficiales con un saldo de 96 soldados muertos.


Julio 20. Día de la patria

Señor D. is (ministro) Ignacio Andrade
Ministro de Gobierno.

Muy estimado ministro y amigo:

Escribí anoche la Danza que en pruebas te incluyo. La escribí guiado únicamente por el deber de la pacificación… Además de la natural protesta contra la atroz masacre de los Llanos, incluí una desautorización definitiva e indignada de las actividades belicosas de los guerrilleros.

Naturalmente aludía a la violencia conservadora, porque no era equitativo increpar solo a los liberales. Si así lo hubiera hecho, mis palabras habrían carecido de autoridad. Tus censores, con una incomprensión fantástica, vetaron toda la Danza. Espero que confirme las promesas las promesas que has hecho, autorices su publicación ya. El Siglo de hoy grita que los liberales no condenan la masacre de los Llanos ni desautorizan a los guerrilleros. Y cuando yo trato de hacerlo, me lo impiden. Naturalmente El Siglo seguirá con el mismo tema.
Al presidente le dirijo una carta en este mismo sentido, y le pido que si tiene documentos que prueben la complicidad de liberales respetables en las actividades subversivas, publique sin reserva los nombres y ejerza sobre ellos la sanción del caso; yo afirmo que no hay tal. Que no se podrá deducir a ningún liberal de categoría el menor cargo en esta materia. Sería yo el primero en condenar al o a los que estimularan el desorden y la matanza. El problema de los bandidos es cosa aparte. Lo son todos los que operan en las márgenes del Magdalena y esa es una simple cuestión de policía, sin nexos ningunos con la política.
No sé si el cobarde atentado de que fue víctima la residencia de Roberto García Peña (director de El Tiempo, nota de este investigador) sea el principio de la política de vindicta y castigo proclamada por los periódicos conservadores. Si así fuere, mi estimado amigo, vamos camino del desastre total, del que no se libraran los conservadores. Aunque tú creas otra cosa.
Soy un pésimo mecanógrafo y un peor calígrafo, pero no quiero confiar esta carta, que es confidencia, a una secretaria. Sabrás excusar los errores de que esta plagada.

Quedo tu atento amigo,
(Aparece la firma de Enrique Santos Montejo).

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